lunes, 17 de diciembre de 2007

Poesía: "NO VOLVERÉ" y otros


Beatriz de la Paz Valdivia
Pedagogía en Lenguaje y Comunicación, Campus San Fernando
Colectivo Queridas Mías Producciones



No volveré

No me convencerás
al igual que esa vez
que te vi sentado
reluciente con tus ojos
color miel, tu piel blanca
con esa tenida oscura
brindaste por mí
con una sonrisa en los labios
me dijiste
este es el comienzo
Seré tu cómplice
saboreé la copa de vino
que sostenía en mi mano
y te sonreí
te dije no volveré a caer
me miraste con un aire helado
que chocó con la llama de mis ojos
adiviné lo que pensabas
pero disfracé tu sentimiento
tras mi serena sonrisa.


Seré

Seré el sol con sus formas
Seré la vida con sus caminos
Seré el universo con sus planetas
Seré el verso en el poema
Seré los labios que no se cierran
Seré el sabor en tu cartera
Seré el mar en tu pecera
Seré el deseo más deseado
Seré el sueño más soñado
Seré razón de la existencia
Seré los caminos a mil destinos
Seré la sombra de tu costado
Seré los ojos por los que miras
Seré el cigarro encendido en tu mano
Seré la verdad que no se encuentra
escondida en algún rincón.


Eco

Se quebraja la tierra
desde sus entrañas sale un rugido
que remece las estrellas
su eco cae en medio del universo
entre planetas pequeños que juegan a la pelota
se asusta, rebota cae
entre los sueños de los árboles
entre colores que riendo se agrupan
entre aguas que caminan sigilosamente
entre animales que lo reprimen
El eco llora
llora porque no tiene lugar
porque no lo acogen
porque no lo escuchan
en el vacío se sienta
con su corazón exprimido
con la desolación en su boca.


Me sacaste de mi tedioso tiempo
para inmiscuirme en una encantadora
y romántica noche
abrazados entre minutos acelerados,
perdida entre preguntas sin respuesta
sólo surgiendo un deseo
el cual no sé
cómo comenzar.

Estaba perdida.

Perdida en oscilantes quimeras de mi ser,
mi mente nublada
se deslizaba por una montaña suave, conocida en un ayer.

Convulsionando a ratos
en una mezcla de nervios y frío
enfrentando un horizonte
de estrellas nacientes en la oscuridad.

Anestesiada por un encanto que desconocía
me fraccioné viajando en una doble dirección,
una regida por el olvido
y la otra hacia un renacer.

Una, era el ayer que me dañaba
y la otra, el ahora que me confunde
un romanticismo que seguía porque me gustaba
un abrazo que sin darme cuenta me desconcertó.

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